Habrá que nunca debe haber habido tantas cosas por haber

lunes, 8 de diciembre de 2008

Libertad






Borré recuerdos que eran imposibles de borrar, lloré lágrimas que eran imposibles de secar. Miré estrellas que ya no brillavan, muertas de vejez. Limpié veredas que se volvieron a ensuciar. Me lavé las manos, decidí que prefería la suciedad. Me caí mil veces, mis amigos me volvieron a lebantar. Me tiraron mil veces, sola impedí que se repita y me levanté triunfante. Perdí amigos, amigos que no valía la pena que figuren en el portaretrato de mi mesita de luz. Conceguí el amor verdadero, y projuro no perderlo. Me dijeron que la tercera era la vencida, pero yo siempre tube una cuarta. Me dieron una familia que se rompió en dos pedazos. Dos pedazos tengo en mi corazón. Y uno gigante, que se infiltró a urtadillas que se titula: AMOR.
Pasé diferentes etapas, días, meses, años que quedan atrás. Me importa el presente, nada más.
Siempre amé la libertad y puedo asegurar, que con idas y vueltas, conformidades o disconformidades; la tengo.
Luciana Tecles